Internet
Escudo
No english version available
JAÉN EN 48 HORAS

7. Ruta Religiosa


He llamado a esta ruta "Religiosa" porque como, en tantas otras cosas, Jaén guarda en sus límites una serie de fenómenos que a los creyentes católicos quizá les sorprendan por su número. Sería muy largo y estaría fuera del espacio que nos hemos impuesto describirlos todos. Por ello sólo voy a enumerar algunas de las expresiones de religiosidad que se producen en la provincia.

El número de apariciones de la Virgen es enorme, unas veces documentadas y otras transmitidas por tradición oral. Sólo haremos una ligera descripción de algunas de ellas que nos llevarán a muchos pueblos de la provincia. En otros muchos también se dan las apariciones pero, necesariamente, hemos de omitirlos por no hacer interminables estas páginas.

Si ha entrado por el paso de Despeñaperros habrá podido observar que, a la derecha, hay un pequeño monolito que marca el límite de la provincia con la de Ciudad Real y en él un pequeño bajo relieve con la imagen del Santo Rostro. (Si usted es católico y quiere seguir una antiquísima tradición rece un Credo, al igual que cuando divise las torres de la catedral de Jaén). Apenas haya recorrido unos cuatrocientos metros, también a la derecha, y enfrente de unos jardines aptos para el descanso y para observar el paisaje, podrá descubrir una imagen de la Inmaculada.

LA TIERRA DE MARÍA SANTÍSIMA

Jaén, -no podía ser de otro modo al formar parte de Andalucía-, es la tierra de María Santísima, y no sólo por su fervor por la Madre de Jesús, sino por que por sus calles se paseó la Virgen en un milagro poco conocido y, sin embargo, perfectamente documentado. Tan mariano es Jaén que existe en su Capital una Academia Bibliográfica Mariana que tiene hasta un pequeño Museo. Y no hablaremos de su firmeza Concepcionista que, en legajos, documentos y manifestaciones públicas, se hizo patente mucho antes de que la Santa Sede declarara dogma de fe la Inmaculada Concepción de María. Incluso tiene dos monumentos a la Inmaculada (uno en la Plaza de San Ildefonso y otro en la Plaza de San Félix), por no hablar de la más de decena de pueblos que la tienen por patrona o la veintena de iglesias parroquiales que están bajo su advocación. Y anticiparemos que todos los últimos domingos de abril tiene lugar en Sierra Morena una Romería, muy anterior -en siglos- a la popular del Rocío. Pero vayamos despacio. Quizá convenga recordar que en esta provincia se establecieron dos de los Varones Apostólicos que, según la tradición, fueron ordenados obispos por San Pablo: San Eufrasio y San Isicio. En Andújar (otros dicen que en Mengíbar), estableció su sede apostólica el obispo San Eufrasio, en la villa que los romanos llamaron Illiturgi; y en la parte oriental de la provincia, en la Carcacena romana, hoy Cazorla, San Isicio. La tradición (constituye una indudable riqueza) es una buena cosa pero a veces es indemostrable por investigadores y científicos. Pero para éstos podemos afirmar sin ningún género de dudas, que en el Concilio de Iliberris, alrededor del año 300, hay ya representación giennense, como nos dice la profesora Argente del Castillo, quien nos relaciona los presbíteros que acudieron de nuestra tierra: de Tucci (Martos?), Cástulo (¿Linares?), Mentesa (¿La Guardia?), Iliturgi (¿Andújar?), Iune (¿Arjona?), y Ossigi (¿Mancha Real?).

Sin duda en todos estos pueblos y en otros muchos se rendiría culto a la Madre de Dios, y quizá sea muestra de ello, de la convivencia con los musulmanes (que historiadores interesados han tratado de negar), y de su tolerancia, el hecho de que en Ubeda la Virgen de la Soledad tuvo culto en la Iglesia de San Millán y era muy venerada por los mozárabes de aquella ciudad. Fernando III, el rey de Castilla y León que tomo posesión de Jaén y que fue Santo, solía tener apariciones celestiales y, Santa Catalina de Alejandría, Santa de la que era muy devoto, le anunció anticipadamente su entrada en Jaén, (como antes San Andrés en la conquista de Baeza y San Miguel en la de Ubeda). Como consecuencia de ello el Castillo o Alcázar de la Ciudad se sigue llamando de Santa Catalina y a ella se consagró la capilla que en él hubo. Todavía perdura la tradición de que el día de su advocación, el 25 de noviembre, son muchos los giennenses que suben en romería al Castillo.

También dejó en Jaén San Fernando la imagen de una Virgen, que era de su particular devoción, y que actualmente se venera en la Catedral con el nombre de Virgen de la antigua. La tradición quiere que sea la misma que dejó el monarca y ante la que se dijo la primera Misa en lo que era mezquita y luego se convertiría en Catedral.

Mandó el Rey Santo edificar un Palacio y en él una capilla en la que se rendía culto a un Cristo yacente conocido por el Señor del Trueno o de la Vera Cruz, y mandó también que nunca se destruyera aquella Capilla. Su orden no resistió mas de seiscientos años. Primero Pedro I cedió la edificación a la Orden de San Francisco, y en 1867 (con la desamortización) se destruyó para edificar el actual Palacio de la Diputación. Todavía la plaza a la que se abre se sigue llamando de San Francisco. Y existe una Cofradía penitencial (la más antigua de Jaén) que sigue procesionando con el nombre de la Vera Cruz, aunque su sede está ahora en San Ildefonso.

EL SANTO ROSTRO

Y ya que hablamos de Cristo y de tradiciones, no dejaremos de mencionar el Santa Rostro: la reliquia más venerada de Jaén y que, según la tradición, es uno de los tres pliegues del paño con el que la Verónica enjugó el rostro de Cristo cuando iba camino del Calvario y que quedó impreso en el lienzo. También la tradición nos dice que, aparte de otras de las que después nos ocuparemos, esta fue una de las reliquias que trajo a Jaén San Eufrasio y que, tras la invasión musulmana, fue guardada junto con otras en un cofre y trasladadas a Asturias, donde permanecieron durante muchos años.

Al final del milenio un obispo de Ramiro III quiso conocer lo que contenía aquel cofre o arcón y al mirar su interior quedó ciego. Años después y, conocedor de lo que había ocurrido, Alfonso VI, tras prepararse cristianamente con ayunos y penitencias, volvió a abrir el cofre, contempló lo que allí había y conservó para él la mejor reliquia: el Santo Rostro, que fue pasando a los reyes cristianos hasta que Fernando III entró en Jaén y la devolvió a su primitivo lugar. Desde entonces se venera en la Catedral. (Otra tradición atribuye al obispo Nicolás de Biedma, que ocupó la diócesis en 1368, el haberla traído de Roma).

Solamente dos veces mas salió la reliquia de Jaén: una por deseo de Fernando VII que quería verla pero no alterar su trayecto camino de Madrid, en 1823, pasando por Jaén y prefirió que se desplazara la reliquia hasta La Carolina, donde la adoró en compañía de la familia real. La tercera vez fue en 1939, cuando fue sacada subrepticiamente de la Catedral junto a otros tesoros, no por su valor religioso, sino por el rico marco que la alberga, labrado en plata con múltiples piedras preciosas. Como ya decíamos en la Ruta de la Ciudad de Jaén, fue hallada dentro de un baúl en un garaje de Villejuif de Bicètre, entonces pueblecito del sur de París (hoy tiene hasta estación de metro), en 1940, y devuelta a Jaén en marzo del mismo año a través del entonces jefe del Estado General Franco.

En la tarde del Viernes Santo y en la festividad de la Asunción de la Virgen, se da, desde las galerías altas de la Catedral, la bendición con la Reliquia a los cuatro puntos cardinales. También los viernes se da a besar a los fieles y en alguna solemne ocasión o con motivo de la visita de alguna personalidad o ante la llegada de peregrinaciones -que al parecer fueron muy frecuentes en los siglos anteriores-, sale de su altar-caja fuerte. Son múltiples las indulgencias que se pueden obtener en estas ocasiones.

LA VIRGEN DE LA CAPILLA

En la Ruta de la Ciudad de Jaén hacemos mención , al describir la Iglesia de San Ildefonso, de la veneración que allí se daba a la Virgen de la Capilla, Patrona de la Ciudad. Ahora es el momento de pormenorizar un hecho poco conocido, incluso por sus devotos giennenses, y que es reconocido como milagro. Transcribiremos el hecho tal y como lo cuenta Bartolomé Ximenez Patón, Secretario del Santo Oficio, en el capitulo decimotercero de su obra "Historia de la Antigua y Continuada Nobleza de la Ciudad de Jaén", publicada en 1628:

"En la muy famosa, muy noble, y muy leal Ciudad de Jaén, guarda y defendimiento de los Reynos de España. Sábado en la noche a diez días del mes de junio de 1430 años, siendo Obispo de esta Ciudad y Capitán de Este Reino Don Gonzalo de Astuñiga (que hoy decimos Zúñiga) ante su provisor y vicario general Juan Rodríguez, Bachiller en derechos, se probó haber pasado, real y verdaderamente lo que se refería: Que a la hora de medianoche el sábado dicho iba una gran procesión de gente muy lucida y con muchas luces, y en ella siete personas que parecían hombres, que llevaban siete cruces; iban uno detrás de otro, y que las cruces parecían a las de las parroquias de ésta Ciudad, y los hombres que las llevaban iban vestidos de blanco o con albas largas hasta los pies. Iban más otras treinta personas también con vestidos Blancos, en dos hilos, acompañando las Cruces. En lo último desta procesión iba una Señora más alta que las otras personas, vestida de ropas blancas con una falda de más de dos varas y media; y iba distinta de los demás la última, y no iba cerca della otra persona, de cuyo rostro salía gran resplandor, que alumbraba más que el Sol, porque con él se veían todas las cosas al rededor, y contorno, y las tejas de los tejados como si fuera amedio día el Sol muy claro, y era tanto lo que resplandecía, que le quitaba la vista de los ojos, como el sol cuando le miran en hito. Esta Señora llevaba en sus brazos un niño pequeño también vestido de blanco, y el niño iba sobre el brazo derecho. Detrás desta Señora venían hasta trescientas personas, hombres y mujeres, éstas cerca de la falda de la Señora, y ellos algo mas atrás. Estos hombres y mujeres no hacían procesión sino de montón; iban las mujeres delante y los hombres atrás, y todos vestidos de blanco, y sonaban como que iban armados. La cual procesión iba hacia la capilla de San Ildefonso, y habían salido de la Santa Iglesia mayor. Esto afirmaron con juramento Pedro, hijo de Juan Sánchez; Juan, hijo de Vzenda Gómez; Juana Hernández, mujer de Aparicio Martínez; y otros testigos, cuyos dichos y deposiciones están en el archivo desta Iglesia, y capilla."

Dejemos el relato del Secretario del Santo oficio, que hemos respetado en su literalidad, sólo adecuándolo a la caligrafía actual, y resumamos el resto del hecho prodigioso. El cortejo se paró en los muros de la iglesia de San Ildefonso, donde había un estrado revestido de paños rojos y blancos donde, la Señora parecía leer un libro que le presentaba uno de los acompañantes del cortejo, (recordemos que una de las obras mas importantes del obispo San Ildefonso fue "De la perpetua virginidad de María"). A las doce en punto, cuando las campanas de la Ciudad tocaron maitines, la visión desapareció así como el resplandor, volviendo a quedar todo como antes de la procesión. En la caja fuerte de la Virgen de la Capilla se guardan los documentos auténticos, firmados y sellados, de los seis testigos que, tres días después del milagro, comparecieron por separado ante tres notarios, coincidiendo todos ellos en la misma descripción de los hechos. El acta notarial ha sido mil veces revisada y comprobada. Dudas ante el milagro siempre pueden quedar, pero ninguna razonable. Aquí no se habla de tradición, sino de documentos; e historiadores de todo tipo no se atreven a negar y desmentir a los testigos presenciales. Si usted quiere conocer todas las pesquisas intente encontrar el libro de Vicente Montuno Morente "Nuestra Señora de la Capilla, Madre, Patrona y Reina de Jaén. Ensayo histórico". O el de Agustín de la Fuente González "Don Gonzalo de Stuñiga, Obispo de Jaén 1423-1456".La Virgen de la Cabeza

Decíamos al principio que una de las romerías más antiguas de Andalucía es la Santa María de la Cabeza (en realidad del cabezo), denominación de la altura donde se erige su Santuario, a treinta y dos kilómetros de Andújar. Incluso Cervantes hace la primera crónica de la Romería en "Los trabajos de Persiles y Segismunda"; aunque Alfonso X menciona ya esta Virgen en sus Cantígas.Su origen data de 1227, cuando el doce de agosto, un pastor, Juan de Rivas, que apacentaba su ganado por aquellos andurriales donde debía quedar algo de hierba fresca, escuchó el sonido de una campanilla y, entre unas peñas, vio una extraña luz. Al acercarse, descubrió a la Virgen. Para dar mas credibilidad al milagro dicen que el pastor, que era manco (o tenía alguna afección en el brazo), curó de su mal.

Cincuenta años más tarde en el lugar de la aparición había ya un Santuario dedicado a la Virgen María. El actual está en el mismo sitio que el edificado en 1287 pero es absolutamente nuevo, pues en la guerra incivil de 1936, allí se refugiaron algunos guardias civiles y sus familias, partidarios del levantamiento del General Franco. Bombardeo de la aviación, granadas de morteros y hasta proyectiles de carros de combate, dejaron sólo ruinas (algunas conservadas como recuerdo). La imagen que actualmente se venera es una reproducción, pues al parecer los resistentes enterraron la imagen primitiva en algún lugar que no pudieron revelar antes de su muerte.

La veneración a esta advocación de la Madre de Jesús se extiende no sólo a la provincia, sino a otras muchas provincias españolas desde las que se desplazan los devotos cada año hasta el Santuario, en la noche del sábado al domingo últimos de abril. Otros pueblos de la provincia tienen la misma advocación de la Virgen de la Cabeza por patrona, como Campillo de Arenas, aunque hay dos versiones distintas del por qué de su culto: una dice que la imagen la encontró un labrador arando; y la otra que, ante las dificultades que encontró la Cofradía local para desplazarse hasta Andújar, decidieron festejarla en el mismo pueblo.

También Cazorla venera a la Virgen de la Cabeza. Su tradición dice que un pastor descubrió la imagen después de una gran tormenta y bajó desde La Iruela hasta Cazorla a dar la noticia; mientras, los habitantes de La Iruela se llevaron la imagen y empezaron a construirle una ermita que se derrumbaba antes de terminarla. Cuando la imagen fue a Cazorla y le levantaron una ermita, ésta no se derrumbó y todavía permanece en pie. Huesa y Marmolejo también la tienen por Patrona. Si de apariciones de la Virgen hablamos, no podemos dejar de citar algunas singulares: la Virgen de las Mercedes que, aunque apareció en un horno de pan de Montillana, en Granada, donde fue escondida para salvarla de los moros, se venera en Alcalá la Real

En Baeza, la Virgen del Rosel, nombre de un moro ciego que recuperó la vista al lavarse con el agua que brotó de una excavación que hizo al escuchar una voz divina que se lo indicó, y donde se encontraba una imagen de la Virgen. La ermita que la cobija está a unos siete kilómetros de Baeza, donde todos los siete de septiembre se celebra una romería para venerar al Cristo de la Yedra y la Virgen del Rosel.

En Baños de la Encina, la imagen de la Virgen se le apareció a un labrador. La tradición dice que aún existe la encina en la que se apareció y que en sus bellotas se puede ver la imagen de la Virgen.

En Bedmar, la Virgen de Cuadros se apareció a un pastor que capturó una paloma, que llevó a su casa y guardó en una jaula. Al día siguiente volvió al mismo sitio y la encontró en el mismo lugar; volvió a tirarle con una honda y al buscar en el sitio donde había caído encontró la imagen de la Virgen. En Fuensanta de Martos, también se le apareció la Virgen a un pastor en una cueva y le pidió que allí se edificara una ermita, la que perdura en la actualidad.

En Huelma se le apareció la Virgen a la hija del alcaide musulmán de Cambil, a la que le había cortado las manos por ayudar a los cautivos cristianos. Huyendo del castillo de su padre se sentó al lado de un manantial donde la Virgen le dijo que metiera los muñones en el agua, con lo que recobró las manos. Un pastor presenció el hecho y trasladó la imagen de la Virgen a Huelma, de donde desapareció al día siguiente. Al volver al manantial estaba allí de nuevo la imagen, y allí se construyó un Santuario.

La Virgen de Linarejos se le apareció a Juan Ximenez a principios del siglo XIII, entre unas peñas. La recogió, la llevó a Linares, de donde desapareció al día siguiente. Se volvió a encontrar en el mismo sitio del primer hallazgo, por lo que se construyó allí mismo una ermita.

En Lupión se venera la imagen de la Virgen encontrada en un tronco de árbol de un lugar llamado Lorite. Quisieron llevarla a Baeza pero no pudieron por su gran peso; lo intentaron los de Lupión encontrando que su peso era liviano.

En Porcuna se venera a la Virgen de Alharilla, (nombre musulmán del sitio -lugar de mucha abundancia y fertilidad- distante unos siete kilómetros del pueblo), con una romería en el mes de mayo. En este caso no se trata de una aparición y si la citamos aquí es por que al parecer ya existió en este lugar una ermita del tiempo romano, que se conservó durante la dominación visigoda y fue destruida por los árabes, aunque la imagen de la Madre de Dios, como la designan los devotos de Porcuna, fue escondida y volvió a recibir culto al tomar de nuevo Porcuna Fernando III en 1240.

Para los naturales de Quesada la imagen de la Virgen de Tiscar la llevaba San Isicio, varón apostólico. La tradición dice que los musulmanes la tiraron a la Cueva del Agua, de la que siempre volvía a salir hasta que la rompieron. Tras la conquista de la fortaleza recogieron los pedazos y la llevaron a reparar a Toledo, pero la imagen volvió a Tiscar donde se levantó una capilla para su culto.

La tradición de la Virgen de la Fuensanta de Villanueva del Arzobispo se remonta a principios del año mil, cuando la mujer del rey de Iznatoraf se convirtió al cristianismo, por lo que su esposo le cortó las manos y le arrancó los ojos, expulsándola de su castillo. La mujer escuchó una voz que le dijo que se lavara en una fuente que acababa de brotar, con lo que recuperó la vista y las manos, regresando al castillo. Al ver el prodigio su marido se convirtió también al cristianismo y mandó edificar una ermita donde llevaron una imagen que tenían guardada los mozárabes. Ante los ataques de los musulmanes la imagen fue trasladada al castillo de Chincoya, que, por su intercesión, no fue conquistado. Alfonso X el Sabio cantó esta defensa en la Cantíga 185.

Terminemos este espigueo de apariciones y milagros en Ubeda donde, en el lugar denominado Gavellar, en 1381, un labrador, Juan Martínez, enganchó con su arado una campana de barro en cuyo interior había una pequeña talla de la Virgen que fue llamada de Guadalupe. En el lugar donde se encontró, se levantó un Santuario.

Podría hacerse también una relación de las apariciones de imágenes de Cristo, así mismo abundantes, pero sería muy prolijo y no terminaría nunca este capítulo, que no queremos cerrar sin escribir sobre otra manifestación de religiosidad católica de gran raigambre en Jaén: la Semana Santa.

LA SEMANA SANTA

Jaén que tuvo un rito litúrgico propio, el Rito Giennense, -con mezcla de romano, mozárabe y toledano, con vigencia de 1246 hasta su derogación en 1570-, según el cual se celebraban las conmemoraciones de la Semana Santa. No tuvo procesiones, como hoy las conocemos -o algo parecido-, hasta 1515. Y su primera cofradía es de 1541, la de la Santa Vera-Cruz y su procesión de disciplinantes. Desde entonces, y al compás de la historia y de las normas de la Iglesia, han tenido los desfiles procesionales tiempos esplendorosos y otros de gran decaimiento.

En la actualidad, el esplendor tanto las procesiones de Jaén como las de Ubeda y las de Baeza, les han llevado a obtener la declaración de "Interés Turístico". Independientemente de los desfiles las distintas cofradías organizan tríduos, quinarios, septenarios y novenarios a los que suelen acudir predicadores famosos, y las imágenes son ornadas con flores, luces, mantos, túnicas, y lucen sus coronas de metales nobles que engarzan ricas piedras preciosa.

En Jaén ha revivido la tradición del Pregón de Semana Santa que da lugar a un brillante acto literario y que suele ser pronunciado por algún giennense famoso que vive fuera de la Ciudad y que vuelve para exaltar la tradición, la religiosidad o las costumbres de la tierra natal. Para dar más realce al acto, participan también la Banda de Música Municipal y el Orfeón Santo Reino.

Los itinerarios procesionales suelen discurrir por la parte más antigua de Jaén, y su recorrido suele oscilar entre los dos kilómetros y medio y los cuatro y medio, aunque el tiempo que se tarde en recorrerlos puede variar de dos horas y media a las diez horas y media que dura la de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Estos desfiles tienen una serie de personajes que no faltan en casi ninguno de ellos: Naturalmente, los Cofrades que llevan, según su cofradía, túnicas, capas y antifaces, con capirote o sin él, de distintos colores y un cirio.

El Bocinero que porta una gran bocina o trompeta, en algunas ocasiones de sonar destemplado, como corresponde al luto del momento, que servía para abrir paso y denotar qué cofradía era. Los Bastoneros que, como su nombre indica, portan bastones como símbolo de autoridad, puesto que son los que guardan el orden en la procesión.

El Alférez, que lleva el pendón de la cofradía.

El Fabricano o capataz, que prepara los tronos, guarda y cuida los enseres de la cofradía y, en la procesión, indica cuándo ha de pararse el trono, en función del cansancio de los costaleros, del lugar donde se pasa -en algunas cofradías se suele detener el trono antes las casas de los cofrades-, porque algún devoto o devota canta una saeta... También es el que indica si el ritmo de avance ha de ser contenido, vivo, o se ha de "bailar" el trono; en algunos momentos ha de ser un experto en el cálculo de espacios y volúmenes para que el trono, las imágenes o el palio no tropiecen con los muros de las casas, sus balcones o las esquinas demasiado estrechas.

Los Costaleros, que soportan el peso de los tronos y que suelen ser los cofrades mas jóvenes, los que hicieron una promesa o los que cobran por hacer un trabajo. Ellos son los que hacen que la marcha del trono sea una maravilla de equilibrio y armonía. Los Soldados Romanos o "armados", que pueden ser de infantería, de caballería, cornetas y tambores, y que acompañan algunas procesiones.

Las Fuerzas Armadas: suelen dar guardia de honor a los tronos una escuadra de las Fuerzas de Seguridad o de algún Regimiento de las Fuerzas Armadas vinculadas por alguna tradición a una determinada cofradía.

Y las Bandas de Música: cada cofradía lleva una, incluso contratada en algún pueblo de la provincia o fuera de ella; la banda Municipal acompaña tradicionalmente a Nuestro padre Jesús Nazareno, conocido popularmente por "el Abuelo", profundamente enraizado en el fervor giennense; incluso se han compuesto, desde hace muchos años, para este desfile procesional, piezas musicales que se interpretan a lo largo del recorrido y que se han incorporado al folclore de Jaén.

Cada ciudadano tiene elegido su peculiar sitio para presenciar el paso de la cofradía de sus amores. Al que esto leyere sin estar vinculado a la Ciudad, le aconsejamos la calle de Bernabé Soriano esquina a la Plaza de San Francisco, que es el lugar donde se instala la tribuna de la Agrupación de Cofradías. En Ubeda se da una característica en la Semana Santa que, creemos, no se produce en ningún otro lugar: la Procesión General. Independientemente de los desfiles procesionales de cada cofradía, la noche del Viernes Santo se reúnen todas las cofradías en la Procesión General: desde Jesús en la borriquilla entrando en Jerusalén hasta la Virgen de la Soledad, que la cierra. Le aconsejamos para ver este magno desfile la Plaza de Vázquez de Molina, que es donde empieza, o la calle Real, si tiene algún amigo que le proporcione un lugar en algún balcón o ventana, salvo que le guste ser aplastado por la multitud.


Indice Inicio paginaAnterior Siguiente
[Índice][Inicio Pagina] [Anterior] [Siguiente]